Los jóvenes representarán al país en Oregon superando los
problemas para la construcción del prototipo
Durante 10 años, la Universidad Simón Bolívar ha enviado grupos de
jóvenes de distintas carreras a
representar a Venezuela en la competencia Baja SAE, celebrada anualmente desde
1976 en Estados Unidos. Sin embargo, que la situación del país en la actualidad
no es la misma que hace 10 años no es secreto para nadie. Con la inflación más
elevada de América Latina y dificultades para la importación de tecnología, que
debe pagarse en dólares, construir el carro fue un reto para los estudiantes.
Participar en el concurso implicó la construcción desde cero de un
prototipo de carro todo-terreno, para competir contra otras 100 universidades
de todo el mundo por un premio de 5000 $ y la oportunidad de ser contratado por
importantes empresas transnacionales como Toyota, Chevrolet, entre otras.
Por ello, al iniciar el proyecto en septiembre del año pasado se
realizó un ambicioso diseño que buscaba ligereza y poder dinámico. Se
estudiaron los prototipos de años anteriores y se mejoraron aspectos como la
suspensión, que pasó de resorte a aire, se instaló un freno más ergonómico para
favorecer la aceleración, y fue actualizado por completo el sistema
electrónico, que por primera vez funciona sin fallas y que cuenta con una
aplicación que no tiene ninguna otra universidad de la competencia, la cual les
permite conocer el estado del carro a distancia.
La inflación cerró en 68,5% en 2014 según cifras del Banco Central
de Venezuela, y economistas como Jesús Casique y Pedro Palma afirman que
superará los tres dígitos en 2015. Además, la tecnología de la que depende un
proyecto como este es importada y el dólar SIMADI tiene un costo actual de
199,84 BsF, mientras que el dólar paralelo ronda los 380 BsF, y ya en noviembre
de 2014 estaba en 110 BsF.
Este desequilibrio económico llevó a los Usebistas a solicitar el
apoyo de organismos como PDVSA, las alcaldías de Chacao, Baruta, Sucre y el
Hatillo, Mercantil Seguros, La Patilla, entre otros, que patrocinaron el
vehículo y que les permitieron adquirir conectores llamados Molex, resistentes
al barro y la humedad, y un cable central que une toda la electrónica y reduce
el peso que el cableado extra le daría, para mayor ligereza, así como otros aparatos.
Además, el equipo realizó “potazos” en algunas zonas de Caracas
como Altamira y Chacao, donde pedían colaboración económica a los conductores
para apoyar el proyecto.
Los 20 estudiantes, de carreras tan diversas como Biología,
Arquitectura, Ingeniería Mecánica y Electrónica, se encargaron del proyecto
prácticamente solos, dividiéndose en departamentos para distribuir tanto las
labores de diseño y construcción como administrativas, y ellos mismos costearon
sus pasajes.
A pesar de todas las dificultades, el viaje será una gran
oportunidad para los jóvenes de ser vistos por los caza-talentos que suelen
asistir al evento y ser captados por ellos, y de traer gran prestigio a
Venezuela y la Universidad Simón Bolívar.
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